Las incisiones transcurren por adentro del pelo, luego a lo largo del pliegue cutáneo que existe por delante de la oreja, rodean el lóbulo de la oreja, ascienden por detrás de la oreja y siguen la línea de implantación del pelo o se introducen en el cuero cabelludo. A través de estas incisiones se realiza un despegamiento más o menos amplio de la piel facial, con el objeto de poder estirar la misma y facilitar la reinserción del sobrante.

A través de estas incisiones se pueden abordar también los tejidos subyacentes, para tensarlos de tal forma que no sea solamente la piel la que se vaya a someter a tracción, sino también los tejidos profundos.

Después de la intervención probablemente tendrá algunos hematomas, hinchazón de la cara, sensación de tirantez y falta de sensibilidad en algunas áreas del rostro y cuello. A medida que transcurra el tiempo, el aspecto irá mejorando y en un período de cuatro semanas aproximadamente puede hacerse una idea bastante definitiva de cómo será su aspecto. La mayor parte de las cicatrices quedaran escondidas dentro del pelo, detrás de la oreja y las que se encuentren por delante de la misma, en general no suelen ser visibles.
Las mujeres fumadoras deben saber, que el tabaco puede ocasionar problemas de cicatrización y tener un periodo de recuperación más prolongado.

Se suele recomendar evitar una exposición prolongada al sol, o en caso de tener que hacerlo, utilizar cremas protectoras con filtro solar. A los pocos días de la intervención conviene aplicar cremas hidratantes al igual que antes de realizar la misma.

Las posibles complicaciones son escasas, en su mayoría transitorias y factibles de corregir en el postoperatorio inmediato.